El Hospital de Bellvitge, en Barcelona, ha realizado el primer trasplante de cara del mundo en el que el donante era un paciente con el corazón en asistolia controlada. Se habían llevado a cabo 52 operaciones de este tipo en el mundo. Sin embargo, en todos estos casos los donantes se encontraban en muerte cerebral. El receptor se trataba de un hombre de 47 años con una enfermedad genética que le provocaba tumores benignos en la cara.
La intervención, que duró hasta doce horas y movilizó a un equipo de 60 profesionales médicos, fue de gran complejidad técnica y organizativa. A pesar del reto que suponía, fue un éxito y el paciente se encuentra en proceso de recuperación.
El receptor del trasplante de cara se recupera sin complicaciones.
“El reto de esta intervención no sólo ha sido la complejidad de la técnica sino también la organización. Ha requerido movilizar a un conjunto muy grande y heterogéneo de profesionales, y su perfecta coordinación ha sido la gran clave del éxito”, indica la doctora Anna López Ojeda, que lideró el equipo de profesionales junto al doctor Oriol Bermejo.
“El Hospital de Bellvitge destaca por trabajar siempre de forma muy multidisciplinar y en este caso esto ha quedado más patente que nunca. Hacer el primer trasplante era lo más difícil. Estamos preparados para repetir la experiencia si surge la ocasión”, explica Bermejo.
El paciente receptor del trasplante de cara fue un hombre de 47 años que sufría de neurofibromatosis de tipo 1. Se trata de una enfermedad hereditaria que provoca que se formen tumores benignos en la cara y otras partes del cuerpo.
La intervención, que duró hasta doce horas y movilizó a un equipo de 60 profesionales médicos, fue de gran complejidad técnica y organizativa. A pesar del reto que suponía, fue un éxito y el paciente se encuentra en proceso de recuperación.
El receptor del trasplante de cara se recupera sin complicaciones.
“El reto de esta intervención no sólo ha sido la complejidad de la técnica sino también la organización. Ha requerido movilizar a un conjunto muy grande y heterogéneo de profesionales, y su perfecta coordinación ha sido la gran clave del éxito”, indica la doctora Anna López Ojeda, que lideró el equipo de profesionales junto al doctor Oriol Bermejo.
“El Hospital de Bellvitge destaca por trabajar siempre de forma muy multidisciplinar y en este caso esto ha quedado más patente que nunca. Hacer el primer trasplante era lo más difícil. Estamos preparados para repetir la experiencia si surge la ocasión”, explica Bermejo.
El paciente receptor del trasplante de cara fue un hombre de 47 años que sufría de neurofibromatosis de tipo 1. Se trata de una enfermedad hereditaria que provoca que se formen tumores benignos en la cara y otras partes del cuerpo.